jueves, 21 de octubre de 2010

Reseña del álbum "Come around Sundown" de Kings of Leon


Hijos de un predicador, "Kings of Leon" son tradicionalistas, renovadores de líneas abandonadas de guitarra del rock clásico de radio, que expertamente se convierten en himnos propios de estadios. Para mejor y para peor, "Kings of Leon" son como el IKEA del rock - tomando diseños clásicos y limpios y contando nuevas versiones que funcionan para oyentes que quieren aventurarse un poco lejos pero no demasiado.

A veces, la propuesta a la antigua de la banda de Tennessee puede ser exactamente el elemento que sorprenda: El piano en el final de "The End" acaba con una brillante clave en vez de una nota disonante, que podría mantener el sombrío humor de la canción. Es inesperado dentro del contexto de la canción, la elección no puede evitarlo pero recuerda al optimismo de la radio antigua, cuando los gustos de Brian Wilson o Elton John querían algo más que sonsacar una sonrisa.

Pero esa veta anticuada también los mete en problemas. A pesar de la admirable energía, "Mary" está obstaculizada por una limpia guitarra y unos coros que parecen tomados prestados de una banda de Lunes por la noche.

Es esa paradoja la que más fascina sobre "Kings of Leon": Su debilidad a menudo se siente aliviada contra sus fuerzas, y algunas veces el demonio en su música hace la vox del Señor y viceversa. Ejemplo de ello: El mismo impulso que provoca "Mary" salva a "Back Down South", una canción para cantar acompañado en el porche en el campo.

"Kings of Leon" también tienen un lado taciturno y peliagudo - pero es la mejor viritud de la banda. "The Immortals" gira alrededor de una melodía de guitarra que es una distante fanfarronería y no se acerca a lo guay. Con su redentivos pecados, "Come Around Sundown" acaba siendo un retrato de luz y oscuridad que vale la pena para la biblia del rock and roll.


Margaret Wappler

Fuente: Los Angeles Times

TRADUCIDO POR MI

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